martes, 28 de junio de 2011

Busca tu felicidad

El otro día escuché “La paz no tiene precio” y pensé “si tiene y bien caro”. La gente siempre piensa que los sentimientos del alma son fruto de la casualidad temperamental y de la fuerza divina.  Pocos de nosotros nos recordamos que la relación entre el sentimiento y el ambiente están intrínsecamente ligados a la responsabilidad de cada uno de nosotros en alimentar la tranquilidad o la desesperación.
Sentirse en paz, vivir en paz,  dormir en paz, todo esto es fruto del cuidado de nuestras elecciones, de la mirada atenta en la consecuencia de cada gesto y del esfuerzo en aprovechar la verdad. Muchas de las circunstancias de la vida son creadas por tres elecciones básicas: las disciplinas que tú decides mantener, las personas con quién tú decides estar y las leyes que tú decides obedecer” (Charles Mullhuff).
El destino no es una cuestión de suerte. Destino es fruto de la elección cierta o por lo menos, consciente. Cuando se sabe lo que haces y lo que deseas hacer, la vida entra en el eje que planeamos y no en el acaso (que de acaso no tiene nada). Como decía Eleanor Roosevelt “A largo plazo, moldamos nuestras vidas y nos moldamos a nosotros mismos. El proceso nunca termina hasta que morimos. Las elecciones que hacemos, son al final de cuentas, nuestra propia responsabilidad”.

Desde gastar y ahorrar, levantarse temprano o no, trabajar o depender de alguien, cuidar de la alimentación, ver la tarea del hijo, hacer deportes y hasta decidir quién te acompañará por la vida… debes saber que cada resultado será fruto de tu decisión. Aprovechando las frases ya dichas por gente que sabía de las cosas, hay una expresión budista que dice: “La destrucción lleva apenas un instante. La construcción requiere exhaustivos esfuerzos”.

No te engañes, ni tengas pereza. El resultado de quien se empeña en ser feliz es uno solo: la felicidad y la tal “paz de espíritu”. No lo dejes para mañana, no!! Ni para el lunes, ni para el comienzo del año que viene. Dejar de tomar decisiones aparentemente “sin importancia”, son como hojas de papel colocadas una sobre la otra diariamente: al principio, la gente no ve la acumulación, pero después de un tiempo, es visible la resma sobre la mesa”.

Todos somos humanos y a veces se nos olvida lo que decimos o predicamos o simplemente nos salimos un poco del rumbo. Como yo le digo a mi marido “Cuando se me olvide, ahí estás tú para recordarlo. Ayúdame a seguir adelante y no me dejes caer” ¡Y él no me deja caer nunca! 

Busca apoyo en las personas que amas.

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