domingo, 2 de enero de 2011

La lucha contra Dios

A veces es necesario luchar contra Dios. Todo ser humano, en algún momento, ve una tragedia cruzar por su vida.

Hay algunos hombres que se conforman con esto, mientras que otros, que buscan un sentido para la existencia, consideran que Dios ha sido injusto y deciden desafiar su propio destino.

Es en ese momento cuando Dios le da a esas personas sus verdaderas posibilidades.

Las personas valientes prenden fuego a lo que era viejo y, aunque a costa de un gran sufrimiento interior, abandonan todo y siguen adelante.

Los valientes siempre son obstinados.

Es eso lo que Dios quiere, que cada uno tenga en sus manos la responsabilidad de su propia vida.

Al fin y al cabo Dios le ha dado a las personas el mayor de todos los dones: la capacidad de escoger y decidir sus actos.

Sólo las personas valientes tienen el valor de enfrentar a Dios. Y sólo ellas conocen el camino de vuelta hasta Dios, porque entienden finalmente que la tragedia no es un castigo, sino un desafío.

Aquellos que nunca han tomado una decisión importante en su vida, huyen de la duda, de la derrota, de los momentos de indecisión.

Y a esas personas Dios las conduce hasta el abismo de lo inevitable, para mostrarles que las personas precisan escoger y no aceptar su destino.

Cada uno tiene un nombre de cuna, pero tiene que aprender a bautizar su vida con la palabra que eligió para darle un sentido.

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