La única oportunidad que una tragedia nos ofrece es la de reconstruir nuestra vida.
Hasta ahora, sólo los niños son capaces de superar lo sucedido, porque no tienen un pasado; todo lo que cuenta para ellos es el momento presente.
Debemos procurar entonces, actuar como ellos.
Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto:
A ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.
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