Hay muchos desafíos que la mujer de hoy debe vencer cuando el asunto es carrera y profesión: competencia, la presión para ser respetada en ciertas áreas, la necesidad de conciliar el trabajo con la casa y familia… Para enfrentar todo esto sin quedar loca –o mínimo estresada- la auto confianza es una especie de salva vidas contra los principales factores de estrés. Sin ella, la profesional puede naufragar desde el punto de vista psicológico. El primer paso para sentirse segura es sentir gusto por lo que se hace, lo que es posible aunque no tengas exactamente el empleo de tus sueños ¿Cómo? Buscando perfeccionarte siempre dentro del área que te desempeñas.
*Acepta lo desafíos: por más asustadores que puedan parecer, en la medida que van siendo vencidos y los resultados se vean, te sentirás más fuerte y segura.
*Encara los errores: cuando cometes un desliz, el primer paso es reconocerlo. De ahí, encuentra la manera de reparar el error. Dependiendo de su tamaño, puede que te sea difícil encarar a los colegas y al jefe por algún tiempo, pero jamás bajes la cabeza o te hagas la víctima. En la medida de lo posible, hacer una broma, puede ayudar a despejar el ambiente.
*Reafirma tu poder: cuando te toque la inseguridad, haz el ejercicio de poner en un papel tres triunfos que ya obtuviste en tu carrera. Traerlo de vuelta, eso va a rescatar tu confianza y capacidad.
* Corrige la postura: Un estudio de la Universidad de Ohio, en los Estados Unidos, comprobó que sentarse con la columna recta durante el trabajo, te pone más asertiva y te induce a adoptar pensamientos de confianza.
* Da tu opinión: no se trata de hablar sin ser preguntada, pero sí de pronunciarte cuando juzgues que tienes algo que agregar ¿La timidez te lo impide? Para un poco y organiza los pensamientos, si es necesario anotarlos, hazlo. Eso te ayudará en el caso de que estés nerviosa y también para hablar con firmeza ¿No sabes si es el momento? Pregúntaselo a la intuición, difícilmente falla.
"....REVIVRE..."
Este es uno de los períodos más difíciles de mi vida. Es el más difícil que he vivido hasta ahora, por decir lo menos. Quiero que este blog recoja todas mis vivencias, se convierta en mi diario. Solamente para expresar MIS PENSAMIENTOS, MIS SENTIMIENTOS y las COSAS QUE HAGO para salir adelante.
martes, 20 de septiembre de 2011
Hacerlo Sola
Bueno... Si me toca hacerlo todo a mi sola.. Pues así será.
Dios Mío en tus manos estoy.
Dios Mío en tus manos estoy.
domingo, 7 de agosto de 2011
Que es la resilencia?
La resiliencia hace referencia a la capacidad del ser humano para sobreponerse a la adversidad y superar períodos traumáticos o dolorosos adaptándose a nuevas circunstancias para lograr, finalmente, una profunda transformación que le conduzca a una vida más plena de sentido y significado.
Resiliencia es atreverte a mirar en tu interior para tomar conciencia de los infinitos recursos que posees. Es afrontar las crisis y mirar de frente tu dolor. Es autodescubrimiento y plena realización de tu vasto potencial. Es permitirte brillar con toda la fuerza de tu ser y dejar que la luz de tu alma te guíe; es el canto único de tu singular melodía en este gran concierto del universo; es hacerte presente en la vida siendo quién tú eres; es hacer sonar el diapasón de tu alma afinando esa nota única que sólo tú puedes aportar a la vida aún cuando transites por circunstancias difíciles en las que sólo tu perseverancia en el esfuerzo por salir adelante te permitirá mantener tu meta fija en el horizonte.
El crecimiento interior exige esa perseverancia y se asemeja en cierto modo al crecimiento de las plantas ya que requiere una buena siembra, un alimento adecuado y el mantenimiento de un riego constante. Además, exige un cierto desapego como hace cualquier agricultor cuando cultiva la tierra. Simplemente se trata de procurar las condiciones adecuadas para que la siembra germine, sin estar permanentemente controlando el proceso.
Es cierto que, en circunstancias de dolor, el tiempo a veces se torna largo y resulta frustrante no percibir ningún resultado aparente o significativo. Así sucede con el bambú japonés el cual, una vez sembrado, no manifiesta ningún cambio durante los primeros meses. De hecho, no se observa ningún cambio durante el primer año, donde todavía no han germinado las semillas. Tampoco durante el segundo año, ni el tercero. Así, trascurridos los primeros cinco años, todavía no se vislumbra ningún crecimiento pareciendo que las semillas, simplemente, han resultado infértiles. Transcurre el sexto año y continúa sin manifestarse cambio alguno; sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas las semillas brotan con fuerza y el bambú japonés llega a alcanzar una altura superior a los ¡treinta metros!, algo sin duda sorprendente, ¿verdad?
Resiliencia es atreverte a mirar en tu interior para tomar conciencia de los infinitos recursos que posees. Es afrontar las crisis y mirar de frente tu dolor. Es autodescubrimiento y plena realización de tu vasto potencial. Es permitirte brillar con toda la fuerza de tu ser y dejar que la luz de tu alma te guíe; es el canto único de tu singular melodía en este gran concierto del universo; es hacerte presente en la vida siendo quién tú eres; es hacer sonar el diapasón de tu alma afinando esa nota única que sólo tú puedes aportar a la vida aún cuando transites por circunstancias difíciles en las que sólo tu perseverancia en el esfuerzo por salir adelante te permitirá mantener tu meta fija en el horizonte.
El crecimiento interior exige esa perseverancia y se asemeja en cierto modo al crecimiento de las plantas ya que requiere una buena siembra, un alimento adecuado y el mantenimiento de un riego constante. Además, exige un cierto desapego como hace cualquier agricultor cuando cultiva la tierra. Simplemente se trata de procurar las condiciones adecuadas para que la siembra germine, sin estar permanentemente controlando el proceso.
Es cierto que, en circunstancias de dolor, el tiempo a veces se torna largo y resulta frustrante no percibir ningún resultado aparente o significativo. Así sucede con el bambú japonés el cual, una vez sembrado, no manifiesta ningún cambio durante los primeros meses. De hecho, no se observa ningún cambio durante el primer año, donde todavía no han germinado las semillas. Tampoco durante el segundo año, ni el tercero. Así, trascurridos los primeros cinco años, todavía no se vislumbra ningún crecimiento pareciendo que las semillas, simplemente, han resultado infértiles. Transcurre el sexto año y continúa sin manifestarse cambio alguno; sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas las semillas brotan con fuerza y el bambú japonés llega a alcanzar una altura superior a los ¡treinta metros!, algo sin duda sorprendente, ¿verdad?
martes, 28 de junio de 2011
Busca tu felicidad
El otro día escuché “La paz no tiene precio” y pensé “si tiene y bien caro”. La gente siempre piensa que los sentimientos del alma son fruto de la casualidad temperamental y de la fuerza divina. Pocos de nosotros nos recordamos que la relación entre el sentimiento y el ambiente están intrínsecamente ligados a la responsabilidad de cada uno de nosotros en alimentar la tranquilidad o la desesperación.
Sentirse en paz, vivir en paz, dormir en paz, todo esto es fruto del cuidado de nuestras elecciones, de la mirada atenta en la consecuencia de cada gesto y del esfuerzo en aprovechar la verdad. Muchas de las circunstancias de la vida son creadas por tres elecciones básicas: las disciplinas que tú decides mantener, las personas con quién tú decides estar y las leyes que tú decides obedecer” (Charles Mullhuff).
El destino no es una cuestión de suerte. Destino es fruto de la elección cierta o por lo menos, consciente. Cuando se sabe lo que haces y lo que deseas hacer, la vida entra en el eje que planeamos y no en el acaso (que de acaso no tiene nada). Como decía Eleanor Roosevelt “A largo plazo, moldamos nuestras vidas y nos moldamos a nosotros mismos. El proceso nunca termina hasta que morimos. Las elecciones que hacemos, son al final de cuentas, nuestra propia responsabilidad”.
Desde gastar y ahorrar, levantarse temprano o no, trabajar o depender de alguien, cuidar de la alimentación, ver la tarea del hijo, hacer deportes y hasta decidir quién te acompañará por la vida… debes saber que cada resultado será fruto de tu decisión. Aprovechando las frases ya dichas por gente que sabía de las cosas, hay una expresión budista que dice: “La destrucción lleva apenas un instante. La construcción requiere exhaustivos esfuerzos”.
No te engañes, ni tengas pereza. El resultado de quien se empeña en ser feliz es uno solo: la felicidad y la tal “paz de espíritu”. No lo dejes para mañana, no!! Ni para el lunes, ni para el comienzo del año que viene. Dejar de tomar decisiones aparentemente “sin importancia”, son como hojas de papel colocadas una sobre la otra diariamente: al principio, la gente no ve la acumulación, pero después de un tiempo, es visible la resma sobre la mesa”.
Todos somos humanos y a veces se nos olvida lo que decimos o predicamos o simplemente nos salimos un poco del rumbo. Como yo le digo a mi marido “Cuando se me olvide, ahí estás tú para recordarlo. Ayúdame a seguir adelante y no me dejes caer” ¡Y él no me deja caer nunca!
Busca apoyo en las personas que amas.
Sentirse en paz, vivir en paz, dormir en paz, todo esto es fruto del cuidado de nuestras elecciones, de la mirada atenta en la consecuencia de cada gesto y del esfuerzo en aprovechar la verdad. Muchas de las circunstancias de la vida son creadas por tres elecciones básicas: las disciplinas que tú decides mantener, las personas con quién tú decides estar y las leyes que tú decides obedecer” (Charles Mullhuff).
El destino no es una cuestión de suerte. Destino es fruto de la elección cierta o por lo menos, consciente. Cuando se sabe lo que haces y lo que deseas hacer, la vida entra en el eje que planeamos y no en el acaso (que de acaso no tiene nada). Como decía Eleanor Roosevelt “A largo plazo, moldamos nuestras vidas y nos moldamos a nosotros mismos. El proceso nunca termina hasta que morimos. Las elecciones que hacemos, son al final de cuentas, nuestra propia responsabilidad”.
Desde gastar y ahorrar, levantarse temprano o no, trabajar o depender de alguien, cuidar de la alimentación, ver la tarea del hijo, hacer deportes y hasta decidir quién te acompañará por la vida… debes saber que cada resultado será fruto de tu decisión. Aprovechando las frases ya dichas por gente que sabía de las cosas, hay una expresión budista que dice: “La destrucción lleva apenas un instante. La construcción requiere exhaustivos esfuerzos”.
No te engañes, ni tengas pereza. El resultado de quien se empeña en ser feliz es uno solo: la felicidad y la tal “paz de espíritu”. No lo dejes para mañana, no!! Ni para el lunes, ni para el comienzo del año que viene. Dejar de tomar decisiones aparentemente “sin importancia”, son como hojas de papel colocadas una sobre la otra diariamente: al principio, la gente no ve la acumulación, pero después de un tiempo, es visible la resma sobre la mesa”.
Todos somos humanos y a veces se nos olvida lo que decimos o predicamos o simplemente nos salimos un poco del rumbo. Como yo le digo a mi marido “Cuando se me olvide, ahí estás tú para recordarlo. Ayúdame a seguir adelante y no me dejes caer” ¡Y él no me deja caer nunca!
Busca apoyo en las personas que amas.
miércoles, 15 de junio de 2011
Cree en ti
Nadie necesita levantar la voz para ser escuchada en una reunión de trabajo. En lo profesional, el éxito y la felicidad que alcanzamos son directamente proporcionales a la confianza que tenemos de nosotras mismas – y que es capaz de transformar la imagen que el mundo ve de nosotras. ¿Dudas? Entonces presta atención.
miércoles, 1 de junio de 2011
KEEPING FRIENDS CLOSE..... by Paulo Coelho
When she was eleven years old, Anita went to her mother to complain.
“I can’t manage to have friends. They all stay away from me because I’m so jealous.”
Her mother was taking care of newly-born chickens, and Anita held up one of them, which immediately tried to escape.
The more the girl squeezed it in her hands, the more the chicken struggled.
Her mother said: “try holding it gently.”
Anita obeyed her. She opened her hands and the chicken stopped struggling.
She began to stroke it and the chicken cuddled up between her fingers.
“Human beings are like that too,” said her mother. “If you want to hold onto them by any means, they escape. But if you are kind to them, they will remain for ever by your side.”
sábado, 28 de mayo de 2011
LA BOLSITA DEL AGRADECIMIENTO
Por Julieta De Diego de Fábrega
Hace unos días un amigo me contó esta anécdota y es tan hermosa y tan útil que no puedo menos que compartirla con ustedes, pues sería un verdadero egoísmo quedarme con ella para mí solita. No conozco al dueño (a) de la bolsita ni sé su nombre pues no lo pregunté.
No me pareció necesario. El concepto por sí solo es tan “perfecto” que su creador (a) sabrá que todos estamos agradecidos por su inventiva.
Imagínense a un grupo de amigos reunidos discurriendo sobre cualquier cosa. No sé si la conversación era profundísima o se concentraba en el alto costo de la mantequilla, no importa, generalmente las conversaciones van de una cosa a otra sin mayor preaviso.
Bueno, en algún momento supongo que habrán entrado en temas existenciales y uno de los presentes comentó que cuando la vida lo tiene tropezado y le complica la vida, él saca un papelito de su “bolsita del agradecimiento”, lo lee y el color del panorama cambia automáticamente.
Se podrán imaginar que este comentario tuvo que llegar con una descripción de la bolsita en cuestión, la cual existe, es de “carne y hueso”, o de tela o de papel, no sé porque no me dijeron e igual que sucedió con el nombre de su creador (a), no pregunté. Lo que cuenta su dueño (a) es que cada vez que la vida le pone algo positivo enfrente él lo escribe en un papelito y lo mete en la bolsita.
Los papelitos tienen pensamientos muy profundos y otros que rayan en la banalidad, pero de eso se compone la famosa vida, de momentos de todo tipo.
Así es posible que un día muy temprano meta en la bolsa un papelito que rece “me he despertado y estoy vivo (a)”, mientras que al día siguiente al recibir una felicitación de su jefe puede poner “tengo suerte, me gusta mi trabajo, mi jefe lo aprecia y veo para mí un buen futuro en esta empresa”; y quizás al recibir el boletín de su hijo (esto lo estoy inventado pues ni sé si tiene hijos) a lo mejor anota “tengo un hijo muy inteligente”.
Como verán, en la bolsa hay solo cosas por las que uno debe estar agradecido. ¿Se acuerdan de ese sentimiento que se despierta en el alma cuando recibimos algo? Quisiera pensar que todos lo conocemos, pero estoy consciente de que para la generación del “yo necesito” no es tan familiar. Es más como ese primo que vive en Australia y que sabemos que existe pero no nos acordamos si es rubio o pelinegro.
Entonces, cada vez que vive una situación difícil que lo tienta (al personaje de la bolsita) a renegar o a reclamarle a Dios o a la vida la injusticia total que está sufriendo, saca un papelito, lo lee y automáticamente se dispara en su mente el interruptor del “gracias, gracias, gracias”. Se abre una puertecita al alma y esta sin demora se impone a la necia y traviesa mente que siempre intenta confundirnos.
A mí se me ocurre que si todos tuviéramos a mano una “bolsita del agradecimiento” andaríamos más tranquilos, más contentos y muchos podrían dejar de arrecostarse de fármacos y otras dizque soluciones a sus problemas existenciales. Yo voy a coser la mía mañana mismo.
Hace unos días un amigo me contó esta anécdota y es tan hermosa y tan útil que no puedo menos que compartirla con ustedes, pues sería un verdadero egoísmo quedarme con ella para mí solita. No conozco al dueño (a) de la bolsita ni sé su nombre pues no lo pregunté.
No me pareció necesario. El concepto por sí solo es tan “perfecto” que su creador (a) sabrá que todos estamos agradecidos por su inventiva.
Imagínense a un grupo de amigos reunidos discurriendo sobre cualquier cosa. No sé si la conversación era profundísima o se concentraba en el alto costo de la mantequilla, no importa, generalmente las conversaciones van de una cosa a otra sin mayor preaviso.
Bueno, en algún momento supongo que habrán entrado en temas existenciales y uno de los presentes comentó que cuando la vida lo tiene tropezado y le complica la vida, él saca un papelito de su “bolsita del agradecimiento”, lo lee y el color del panorama cambia automáticamente.
Se podrán imaginar que este comentario tuvo que llegar con una descripción de la bolsita en cuestión, la cual existe, es de “carne y hueso”, o de tela o de papel, no sé porque no me dijeron e igual que sucedió con el nombre de su creador (a), no pregunté. Lo que cuenta su dueño (a) es que cada vez que la vida le pone algo positivo enfrente él lo escribe en un papelito y lo mete en la bolsita.
Los papelitos tienen pensamientos muy profundos y otros que rayan en la banalidad, pero de eso se compone la famosa vida, de momentos de todo tipo.
Así es posible que un día muy temprano meta en la bolsa un papelito que rece “me he despertado y estoy vivo (a)”, mientras que al día siguiente al recibir una felicitación de su jefe puede poner “tengo suerte, me gusta mi trabajo, mi jefe lo aprecia y veo para mí un buen futuro en esta empresa”; y quizás al recibir el boletín de su hijo (esto lo estoy inventado pues ni sé si tiene hijos) a lo mejor anota “tengo un hijo muy inteligente”.
Como verán, en la bolsa hay solo cosas por las que uno debe estar agradecido. ¿Se acuerdan de ese sentimiento que se despierta en el alma cuando recibimos algo? Quisiera pensar que todos lo conocemos, pero estoy consciente de que para la generación del “yo necesito” no es tan familiar. Es más como ese primo que vive en Australia y que sabemos que existe pero no nos acordamos si es rubio o pelinegro.
Entonces, cada vez que vive una situación difícil que lo tienta (al personaje de la bolsita) a renegar o a reclamarle a Dios o a la vida la injusticia total que está sufriendo, saca un papelito, lo lee y automáticamente se dispara en su mente el interruptor del “gracias, gracias, gracias”. Se abre una puertecita al alma y esta sin demora se impone a la necia y traviesa mente que siempre intenta confundirnos.
A mí se me ocurre que si todos tuviéramos a mano una “bolsita del agradecimiento” andaríamos más tranquilos, más contentos y muchos podrían dejar de arrecostarse de fármacos y otras dizque soluciones a sus problemas existenciales. Yo voy a coser la mía mañana mismo.
jueves, 26 de mayo de 2011
Un Nivel Superior
"Estoy dispuesta a someterme a todo, el dolor o incomodidad temporal no significa nada para mí siempre que vea que la experiencia me llevará a un nivel superior. "-- Diana Nyad, Nadadora
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